No sucede en un instante; poco a poco vas descubriendo que, a pesar de tener una buena relación amorosa, ya no tienes ni idea de quién podría ser tu dama de honor. Nunca habías estado tan ocupada ni tan feliz con tu pareja, pero a la hora de ver tus conversaciones de Whatsapp, ya no tienes con quién compartir tu felicidad.
Y es tu culpa: aunque le hayan echado muchas ganas de llevar una relación saludable y feliz, olvidaron de los amigos que estuvieron ahí echándoles porras. Y cuando menos se lo esperaron, ya no había nadie ahí.
La trampa del dinero: En tus veintitantos, casi todos tus amigos y tú ganarán lo mismo. Se verán en el centro o en la casa de un amigo y ordenarán comida rápida complementada con un par de cervezas. Nadie se sentirá fuera del grupo… pero una vez que crezcan, sus trabajos y sueldos cambiarán. Y aquí vienen los que ganan mucho, los que se fueron del país y los que se quedaron en lo mismo. Sus actividades irán acorde a la cantidad de dinero que pueden gastar. Y por eso mismo terminarás saliendo con tus amigos de trabajo y poco a poco irás olvidando a tus amigos anteriores.
Mudanzas: Así como tú planeaste irte a vivir a Europa, tu mejor amiga lo logró y ahora está casada y viviendo en Italia. Tus demás compañeros o se fueron a vivir a otra delegación, o hasta otro estado. Ahora todos están en lugares completamente diferentes del mapa y es cada vez más difícil encontrar un lugar que les quede a todos.
Candado amoroso: Este es el peor y el más difícil de superar. Sí, estás con alguien a quien amas y te ama a cambio. Sí, estás cómoda con su presencia y adoras pasar la tarde viendo películas con su compañía. Sí, la conversación es agradable, pero se están convirtiendo en una pareja que se convierte en una unidad, un pensamiento, un plan. Sal de ahí con la misma pasión que tenías de soltera. Ser parte de un equipo no quiere decir que puedas convertirte en un ermitaño.
Equilibrio con el trabajo: Encontrarás muchas opiniones en la web sobre los arrepentimientos de las personas que trabajaron mucho en su juventud. Se perdieron de sus mejores años y de inmensas oportunidades. ¿Por qué no aprender de ellos? El trabajo es importante, pero no vivas del trabajo. Al final del día no es lo único en tu vida.
Falta de compromiso: ¿Soltera? ¿Casada? ¿Con hijos? Todas somos culpables. Tus amigos solteros no quieren salir contigo porque ya tienes hijos. Y tú no sales con tus amigos solteros porque es incómodo. ¿Y el compromiso? Este no debería ser un problema, después de todo son amigos, ¿no?
Falta de entusiasmo: ¿Cuándo te volviste tan negativa? ¿Recuerdas cuando salías de clases en la tarde y todavía te ibas a una fiesta con tus amigas a pesar de que apenas era martes? Ahora cada vez que alguien te sugiere un concierto a las 9 haces cara de fuchi. No es porque ya eres más grande o estás más cansada… es porque ya no tienes ganas.
Por Andrea Bouchot
Fuente http://us.emedemujer.com
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