El cáncer de mama es el tumor más frecuente en las mujeres occidentales. En concreto, en España se diagnostican alrededor de 22.000 nuevos casos al año. Sin embargo, gracias a los programas de detección precoz y a los avances en el diagnóstico y tratamiento, cada día es mayor el número de mujeres que viven con esta enfermedad y la superan.
El cáncer de mama no presenta síntomas en su fase inicial, es decir, no aparece ningún signo que ponga en preaviso. Por este motivo, son tan importantes los programas de detección precoz que se realizan anualmente en todas las comunidades autónomas a las mujeres de entre 50 y 65 años.
Con esta iniciativa, vigente desde los años 90, se consigue descubrir el mayor número posible de tumores en estadios precoces; mejorar la calidad de vida de estas pacientes, pudiendo ofrecerles intervenciones menos agresivas; y disminuir la mortalidad por dicha patología.
¿En qué consiste el programa de detección precoz?
Por lo general, las mujeres a partir de los 45 o 50 y hasta los 64 o 69 años (dependiendo de la comunidad autónoma) recibirán en su domicilio una carta personalizada en la que son citadas para que les realicen una exploración mamaria. De no ser así, lo aconsejable es que llamen por teléfono al centro de atención primaria que le corresponda para que le faciliten la cita.
La exploración consiste en una mamografía, que es la prueba más eficaz para diagnosticar precozmente este tipo de tumores, ya que es capaz de detectarlos mucho tiempo antes de que puedan ser descubiertos por una misma o por el médico.
En algunos casos, esta técnica es sustituida o complementada con una ecografía, más eficiente cuando la mujer es joven, premenopáusica o tiene mamas densas, es decir, con mucho tejido glandular.
La Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO) recomienda realizarse una mamografía anual a partir de los 40 años, e incluso antes si se tienen antecedentes familiares.
Autoexploración mamaria
Independientemente de la edad, es conveniente que la mujer esté atenta a cualquier anomalía del pecho. Y una forma cómoda es la autoexploración. Los especialistas aconsejan hacerla todos los meses justo al finalizar la menstruación y, en el caso de mujeres menopáusicas, asociarla a algún día del mes.
Estos son los pasos a seguir:
Desnúdate y colócate de pie frente a un espejo con los brazos caídos a los lados.
Comprueba las diferencias y similitudes entre un pecho y otro y que el contorno es regular, que no tiene pliegues ni zonas enrojecidas.
Sube los brazos, ponlos encima de la cabeza y realiza la misma observación.
Sube uno de los brazos y con la mano opuesta explora la mama y la axila para detectar bultos o engrosamiento de tejido. Luego haz lo mismo con el brazo contrario.
Aprieta el pezón con las yemas de los dedos para comprobar si sale alguna secreción.
Recorre toda la mama de manera circular en el sentido de las agujas del reloj.
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